jueves, 17 de octubre de 2013

Ultra Cavalls del Vent - 100 km 6668 metros desnivel positivo

Sábado 21 de septiembre, afrontaba mi primer Ultra trail junto a mis dos compañeros y amigos, Angel Puente y Victor Gil.

Llego con los entrenos justos, no estoy en mi mejor momento pero tampoco estoy en baja forma. Preferí recuperarme bien del Ironman antes que arriesgarme a una lesión.

La salida fue espectacular, éramos 1000 inscritos pero allí solamente salimos 800 valientes. A penas quedaban unos minutos cuando empezó a sonar la BSO de el último mohicano... Momento inolvidable, piel de gallina!



Los corredores alzamos palos y brazos, nos deseamos suerte unos a otros... y tras esto uno se aísla un poco en sí mismo para reflexionar sobre lo que está a punto de hacer.
"Va a ser muy duro, lo vamos a sufrir" pienso.
Pistoletazo de salida que me saca de mis pensamientos, la gente chilla cual espartano, toca correr.

Aún no ha salido el sol, vamos todos abrigados corriendo los primeros dos kilómetros hasta que empieza la montaña. El primer objetivo es el niu de l'àliga, 14 km con más de 1000 metros de desnivel positivo, era como subir una jodida escalera.

Nos lo tomamos con filosofía, los palos ayudaban muchísimo, por suerte estábamos bien colocados y no vimos ralentizado nuestro ritmo habitual. Llegamos al niu en un buen tiempo, 2400 metros de altura! Allí ya daba el sol pero hacía un frío que te calaba los huesos.


Empezamos un descenso de gran dificultad y peligro. Mucha grava resbaladiza con precipicios considerables en un camino de medio metro, precioso pero tenías que ir con mil ojos. Llegados a éste punto noté que mis calcetines se estaban rompiendo cada vez más, empezaron a dolerme los pies y tuve que parar repetidas veces a colocármelos de alguna forma para que no me hicieran tanto daño... Deseaba llegar al km 40 donde sabía que me esperaban un par nuevos en la mochila...
Tras ésta bajada la cosa se calmó un poco y dejó de hacer tanto frío. Aquí me separé un poco de mis compañeros, tenia ganas de correr más rápido y eso hice! Lo disfruté.
Con relativa facilidad llegué al Serrat de les Esposes, situado en el kilómetro 28 de carrera, allí me encontré de nuevo con Angel y Victor y salimos en busca del siguiente avituallamiento en el km 40, Bellver.


Esos 12 km se hicieron duros porque combinaba montaña y asfalto. Tenía los pies destrozados, seguí parando a colocarme los calcetines una y otra vez, era un incordio, lo pasé mal. Por otro lado estábamos muertos de hambre, habíamos comido pero no en grandes cantidades. Y 40 km ya pesan, llevábamos 7 horas corriendo por las montañas...
Finalmente llegamos a Bellver, el avituallamiento más grande de la carrera, tenían una buena fiesta montada en un pabellón deportivo. Me revisaron el material (todo correcto) y me fui a comer como si no hubiera mañana. Tras reponer fuerzas me cambié de camiseta y calcetines (oh dios qué placer!), Victor se adelantó y Angel y yo salimos unos minutos más tarde.

Nos esperaba una subida larga y progresiva hasta la cima, teníamos 8 km hasta el siguiente avituallamiento. Creo que éstos fueron los mejores km de toda la carrera. Iba con Angel hablando de mil temas diferentes, parando a beber en las fuentes y mojándonos la cabeza, a buen ritmo de subida, fue genial!

Llegamos a Cortals de l'Ingla, quedaba poco para llegar a la cumbre, nos reenganchamos con Victor y seguimos adelante los tres. Este tramo hasta la cima fue muy duro, tuvimos que escalar por unas piedras que daban miedo, muy bestia.
Por suerte fue un tramo corto y nos plantamos a 2.200 metros de altura, de nuevo hacía mucho frío!

Faltaban cuatro km de bajada hasta el Prat d'Aguiló, donde encontrábamos otro avituallamiento. Bendito avituallamiento, decidimos para más rato en este y reponer fuerzas comiendo lo que hiciera falta.



Tras mucho pan con fuet y caldo de pollo (entre otras cosas) decidimos ponernos en marcha de nuevo, la cima del km 60 esperaba... MENUDOS 2 KM! Durísimos, pendiente brutal y piedras afiladas por todas partes... Al final subimos rápido y todo, en la cima había gente animando que nos hizo la ola al pasar! Momentazo!
Allí arriba nos colocamos el frontal, ya anochecía. Los cortavientos empezaron a aparecer acompañados de guantes y buffs. Tras una bajada que se hizo eterna, llegamos al km 70 que el sol ya se había ido por completo, la luna llena nos iluminaba.

Allí me quedé muy sorprendido, estuvimos unos minutos comiendo y bebiendo, de mientras yo estaba atento a la gente que iba llegando y me dí cuenta de que la gran mayoría... se estaba retirando! Lo dejaban allí! No podían más... Cuando lo escuché las primeras dos veces no me alteré, pero a la que vi que 3 de cada 4 se retiraban... me di cuenta de la dureza de lo que estábamos haciendo.
-"Qué puta locura".- pensé.

A éstas alturas ya hacía frío y a la que te quedabas quieto más de un minuto (no exagero), empezabas a temblar y los músculos se te agarrotaban. Así que no estábamos para tonterías, nos dedicamos a correr los 4 km que nos separaban del próximo avituallamiento, Gresolet. Menuda bajada... una trialera constante llena de raíces, piedras, árboles y todo lo que tú quieras.

Kilómetro 74 al fin. Los pies dolían, no las piernas, los pies, los tres teníamos unas heridas y ampollas de récord guiness. A penas podíamos pisar...
Allí empezó el peor momento de la carrera, llevábamos como 15 horas allí y nos decían que aún quedaban 6 o 7 siendo muy generosos...

Me hundí, apareció todo el cansancio... porque quería que apareciera.

No me lo estaba pasando bien, estaba harto. Harto de la montaña, de la dificultad de todo, de los caminos, de las subidas, de las bajadas. Me daba igual no terminar, no tenía ilusión alguna de cruzar el arco de meta.
Uno de los momentos más oscuros de mi vida. No era yo, era la ofuscación en sí misma. Horrible.

Me arrastré literalmente hasta el km 83, el refugio de Sant Martí. Allí sabía que necesitaba hablar con mi mejor amigo, Angel, que estaba en Castelldefels, siguiéndome por el ordenador.
Le llamé por teléfono con la poca cobertura que tenía. Me hizo salir de aquél estado de oscuridad máxima, me sacó del pozo en el que me encontraba, algo que le agradezco muchísimo.

También tengo que agradecer a mis dos amigos Angel y Victor, ellos se encontraban conmigo físicamente en la carrera y también me dieron su apoyo.

Entre llamadas y ánimos varios, tiré adelante. Me sacudí de encima todo lo negativo y pensé:
"Sí, todavía queda, pero con lo que llevo... sería una estupidez abandonar. Las ganas de rendirse siempre son más fuertes contra más cerca estás de tu objetivo."

Con esta renovada actitud positiva, encaramos los tres la subida a Sant Jordi, sólo eran 4 kilómetros. Pero sabíamos que era de lo peor de la carrera, los pro's tardaban 1 hora en hacer esos 4 km... imagínate la dificultad del tramo!

Con mucha filosofía y calma fuimos haciendo metro a metro, los cuatro kilómetros más duros de toda la prueba. Escalamos por el medio de un río, si, por el medio, de piedra en piedra (contra más redonda y mojada mejor), lo cruzamos repetidas veces... todo muy bonito, pero te la jugabas, era peligroso, las cosas como son.

Una vez llegados a Sant Jordi, lo peor había pasado, quedaban 12 kilómetros que se preveían poco complicados. Gracias a dios así fue. Decidimos aguantar juntos los tres hasta llegar al final, habíamos vivido todo el recorrido juntos, no tenía sentido separarse para llegar 10 minutos antes, aunque tengo que admitir que tenia muchas ganas de correr y así llegar antes!

Empezó a amanecer, no quería llegar de día, eso significaba que había tardado más de lo planeado. Pero tengo que admitir que en ése momento poco me importaba, quería llegar ya.
Finalmente llegamos a la deseada Bagà. Angel y yo vimos que estábamos a pocos minutos de las 25 horas...
Sólo a nosotros se nos ocurre ponernos a puro sprint después de 99 km...

La conclusión creo que es que ya no pensábamos con claridad!

Pero valió la pena, 24 horas 58 minutos y 59 segundos.

Cruzamos la meta y nos hicimos la foto de equipo, uno de los grandes momentos de la temporada!
100 km finishers!!





Tras haber pensado mucho llegué a una conclusión. No estaba preparado para una ultra trail como ésta. Tenía el fondo físico pero no la técnica de correr por montaña. Me prometo a mí mismo que si no preparo debidamente una carrera ultra trail no volveré a hacer otra, es sufrir porque sí. Pero veo que se puede disfrutar mucho con este deporte. Estaré más centrado en el triatlón pero no descarto meterle más horas al trail!

Como nota curiosa final... Al día siguiente de terminar la Cavalls fui a un concierto de música, de uno de mis grupos favoritos, Delafé y las Flores Azules. Decidí llevar una pancarta y bueno, al final del concierto los conocí y me dedicaron un post en su página de Facebook. Realmente fue la guinda del fin de semana!




Ahora ya tras descansar y reponer fuerzas, estoy volviendo a entrenar para recuperar la forma y afrontar a tope la temporada 2014. Os iré informando pero habrá muchas cosas!

Un saludo y gracias a todos por el apoyo, amigos, patrocinadores y familiares.. GRACIAS!!!

Sin vosotros no sería posible.