Era el gran día, salí hacia el Montseny después de comer. Llegamos a Collformic que estaba llenísimo, recogimos el dorsal y nos preparamos para salir. Salían 20 participantes por minuto y nosotros salimos a las 16:57. Nos esperan 84,8 km y 5980 metros de desnivel acumulado.
Empezamos a caminar, hay mucha gente acumulada en un camino estrecho y hay que calentar bien. Un poco antes de la primera bajada nos encontramos con Angel, mi compañero del club con el que hice el medio ironman en Getxo. Él la ha hecho varias veces y conoce el recorrido y las fases de la carrera, cuando hay que correr, cuando hay que caminar... etc.
Así que nos quedamos con él y dejamos que nos hiciera de guía. Empezamos a correr sin pensarlo dos veces. La rodilla me preocupaba, sabía que no estaba bien y que tenia que aguantar muchas horas corriendo... Me molestaba pero podía aguantarlo. Llegamos a la primera subida, era larga pero estábamos frescos así que no hubo problema. Subíamos a buen ritmo, no corriendo pero sí andando rápido, no tenía sentido correr en subida, no ganas apenas velocidad y te cansas mucho más.
Después tocó bajar, bajamos muchísimo a toda velocidad, fue divertidísimo. Las vistas eran geniales, todo montaña, precioso. Tras la bajada nos esperaba el primer avituallamiento, los avituallamientos de la Matagalls-Montserrat son algo fuera de lo común, tienes de todo, y cuando digo de todo, es de todo. Desde dulce a salado, pastel, frutos secos, bocadillos, galletas, fruta... y agua por supuesto, aparte de bebida isotónica y demás.
Tras recargar pilas seguimos corriendo, quedaba mucho. Los km iban pasando y mi rodilla izquierda cada vez me molestaba más... Esto me estaba desgastando mucho, psicológicamente estaba fatal. Al llegar al km 27 estoy muy tocado, hundido. Es uno de esos momentos en los que si hubiera estado sólo hubiera estado a punto de retirarme, pero en su lugar fui al servicio médico. Me miraron con movimientos si los ligamentos estaban fastidiados, no era el caso gracias a dios, me pusieron voltarén y me dijeron que en el próximo punto me pondrían un vendaje y me darían un ibuprofeno. Así que aguanté, seguí corriendo como pude hasta el avituallamiento del km 45. Llegamos antes de medianoche, eso indicaba que llevábamos un muy buen ritmo. Me pusieron el vendaje y me tomé el ibuprofeno.
A partir de aquí todo fue mucho mejor. El vendaje hacía que el impacto al pisar no afectara tanto a la rodilla y el ibuprofeno hizo que también se aliviara el dolor. Los siguientes km fueron geniales, muy divertidos y ya con una actitud muy positiva. Había pasado la maratón (42km), así que estaba en terreno desconocido, jamás había corrido más distancia.
Llegamos al km 52 y todo era genial y divertido, fue la parte en la que disfruté más. Ya era la 1 de la mañana y llevaba 8 horas corriendo pero no pasaba nada, todo estaba genial, no me dolía la rodilla y el cansancio ya no iba a más. Pero hasta el avituallamiento del km 61 fue muy duro. Mucha subida y de las duras, fue un esfuerzo muy grande. Pero llegar allí y ver que sólo quedaban 24 km fue muy bueno. Ya eran las 3 de la mañana y estábamos en el llamado "avituallamiento de los donuts", no hace falta decir nada más no?
Después de comer, beber y rellenar las mochilas de agua, volvimos a la carga, a correr. Estuvimos un largo rato corriendo sobre asfalto, empezamos en bajada, que la hicimos caminando de espaldas. Así no cargábamos las rodillas y de paso estirábamos gemelos e isquios. La verdad es que fue de lujo para las piernas alternar tanto correr y caminar con ir de espaldas.
Tras unos 3 km de asfalto volvimos a pisar montaña. No parábamos de correr y seguíamos y seguíamos, nos entreteníamos como podíamos... Hablamos muchísimo, de todo, comentábamos cosas de atletas, dietas, carreras... Contábamos chistes malos... Cualquier cosa con tal de mantener la cabeza ocupada, la cuestión era que no pensase "dios como me duele todo".
Llegamos al km 73, avituallamiento. Quedaban solo 11 km, había que ir por montaña hasta Monistrol de Montserrat, una vez allí ya sólo quedaba la subida a la montaña de Montserrat, el final de nuestro camino.
Hacia el km 80, a punto de llegar a Monistrol, perdimos a Angel, que quería hacer un buen tiempo y tiró muy fuerte. Me quedé con Victor, juntos llegamos a Monistrol y empezamos a subir a Montserrat...
4 km muy jodidos, tras 80 km en las piernas no se trataba de sólo subir, había escalones, muchos... Y no de los normales, sino de los altos y de piedra. Subir tanto la pierna a estas alturas era una tortura....
Llegamos al último punto de control, quedan 3 km, nos queda poca agua...
Seguimos subiendo y empiezo a notar que me encuentro mal. Me duele la cabeza y me faltan fuerzas, le digo a Victor que continúe y paro un momento. Como 3 barritas que tenia guardadas y sigo, pero no puedo, no me queda ni una gota de agua y veo que la necesito. Espero y llega un grupo, les pido agua y un par de ellos me dan un poco, lo necesitaba, me encuentro mejor.
Me pongo detrás de un hombre que iba en este grupo, aun era de noche, no se veía el camino, esto era bueno, si no ves lo que te espera sigues adelante como un burro y ya está.
Me dí cuenta de que lo único que necesitaba eran unos pies a los que seguir sin pensar. Era una especie de zombie que sólo pensaba "Ves esos pies? pues no los pierdas, síguelos síguelos síguelos..."
Sabía que quedaba poco para la cima pero ni lo pensaba, yo a lo mío, no miraba más allá de los pies del hombre que tenia delante. Si había escalones, rocas, piedras o tierra no importaba, ni pensaba en lo que me iba a doler subir el escalón o escalar por las piedras, sólo pensaba en seguirle.
Finalmente llegué a asfalto, era el final. Unos escalones pequeños pero muy largos, en cada uno dabas dos pasos mínimo. Mi mente sabía que el final estaba cerca, tengo el impulso hasta de correr por la emoción... ya está, llego al último tramo de escaleras, la gente me aplaude... y llego...
Son las 7 de la mañana, las 7:05 concretamente, he estado 14 horas y 8 minutos corriendo, casi 85 km (más de 2 maratones) con un desnivel acumulado de 5980 metros. No me lo creo, es algo increíble, no hay mucha gente que pueda hacer esto y yo lo he logrado, estoy orgulloso de mí mismo y sobretodo estoy feliz.
Llegué a mi casa y me dormí que serían las 11 de la mañana, me desperté a posta a las 3 para comer, mi cuerpo necesitaba alimento. Por la tarde no dormí, me quedé en casa eso sí, las agujetas que tenía eran brutales, no podía moverme.
El lunes me desperté mejor pero las agujetas seguían ahí, haciendo que no pudiera apenas andar. Hice el esfuerzo de coger la bici, hice 17 km bien suaves en terreno llano, alta cadencia. Cuando terminé estaba mucho mejor, aun tenia tiempo para algo más así que me cambié y me fui a la playa. Nadé 600 metros, suficiente para terminar de "arreglarme".
Lunes por la tarde estaba muchísimo mejor que cuando me había levantado, valió la pena el esfuerzo!
En fin, una experiencia más, ha sido genial, no tardaré en hacer otra burrada... Me encanta!!
