Llegó el gran día, viernes 22 de junio. Al bus, nos vamos a Niza!
Ir con toda la gente del club y mi gran amigo Angel hizo el viaje más ameno, a pesar de que tardamos muchísimas horas en llegar... Una vez llegamos a Niza, a cenar y dormir.
Sábado 23 de junio, todos para la expo del Ironman, tenía ganas de saber que dorsal llevaría en el día más importante de mi vida. Aquello era algo muy grande, muchos stands, tiendas y todo lo que un triatleta puede soñar.
Vimos a los pros sentándose en la zona de prensa, iban a hacerles preguntas antes de la carrera. Vi al gran Frederik Van Lierde, sabía que sin Armstrong compitiendo iba a ganar él, de hecho así fue, ganó la carrera y batió el récord de Zamora.
Recogí el dorsal, el 280. No era un número que me gustase del todo pero tampoco habia que darle importancia. Nos dieron varias cosas, entre ellas la mochila, que está guapisima!
Tras dar una vuelta y hacer varias compras nos marchamos de la expo y cogimos la bici para rodar un poquito. Todo iba bien hasta que a medio camino pinché la rueda de atrás... Bueno, mejor hoy que mañana, el pinchazo era tan grande que la cámara, a pesar de tener el líquido que sella los agujeros, no se "arregló" sola. Me desanimé un poco pero bueno, una vez cambiada la cámara volvimos al hotel.
Por la tarde tocaba preparar las bolsas de las transiciones y la bici, teníamos que llevarlo todo al bike park y dejarlo listo para mañana.
Vaya cola para dejar la bici! Éramos 2500 y se notaba, fijaos en la foto, increíble... Las bicis llegan al horizonte! Cuánto dinero había ahí!!
Tras dejarlo todo listo, fuimos a la playa, preciosa, el agua limpia y de un azul claro... Hacía calor así que el bañito entró de muerte. Nadamos un poco, hicimos el tonto... desconectar antes de la carrera. Este momento me dió un optimismo increíble, estaba contentísimo y tenía muchas ganas de empezar!
EL GRAN DÍA
4:15 AM: Suena el despertador, he dormido poco, piensas mucho, tienes nervios... Duchita y a desayunar fuerte.
Me visto y termino de prepararme la bolsa de Swim, llevo mi neopreno, las gafas, el gorro... y el bidón de isotónico para dejarlo en la bici.
Llegamos allí, aun no ha amanecido, está a petar de triatletas y acompañantes. Hay muchísimo público, tan pronto y todos despiertos y animando; en ese momento te das cuenta de donde estás y de la burrada que estás a punto de hacer. Empiezan los nervios...
Me pongo el neopreno y salgo del bike park con mis compañeros del club Where is the limit, nos hacemos una foto y nos deseamos suerte. Cada uno se va a su slot de salida, yo me coloco en el de 1h25min. No pienso meterme en medio con toda la marabunta a recibir palos por todas partes... me quedaré en mi slot y saldré desde atrás. De camino me encuentro a mi compañero Angel, con él fui al medio ironman de Getxo, durante este tiempo nos hemos unido bastante, ambos estamos muy nerviosos y aunque no lo reconozcamos, en el abrazo de ánimo que nos damos se refleja esa pizca de miedo, ese temor de estar aquí, haciendo un ironman.
Ya no me encuentro con nadie más del equipo. Aun quedan 10 minutos para la salida y ya estoy colocado, veo a mi madre, me busca con la mirada. Voy hacia ella, cuando me ve rápidamente me da un abrazo y rompe a llorar, está emocionada y pensaba que ya no iba a verme antes de salir, la abrazo y le digo que se calme. Consigo aguantar las lágrimas de emoción y me retiro de nuevo a mi posición en la playa con una sensación extraña en el estómago, malditos nervios... Salen los pros, eso significa que quedan cinco minutos para que salga yo...
"-Esto va a empezar Albert... estás listo?
-Por supuesto"
Tengo éste diálogo interno, cierro los ojos y trato de no escuchar nada... ni a la gente animando, ni al helicóptero volando por encima de nuestras cabezas, ni al speaker comentando que quedan 2 minutos para la salida... Necesito este momento de paz y concentración previa al inicio, abro los ojos y me fijo en la primera boya que debo alcanzar. "Joder está lejísimos" me digo, pero no importa, es cuestión de ir tirando y no parar, brazada tras brazada, como siempre ha sido...
Bozinazo, el ironman de Niza 2012 acaba de dar comienzo.
Se me quitan los nervios de encima, sólo pienso en nadar, estoy calmado y concentrado. El cuerpo me responde bien y no he dado ni tres brazadas, buena señal. Como he salido atrás ahora toca adelantar participantes, pero por el momento no he tenido ningun golpe con ninguno de ellos, todo marcha bien.
A penas he recorrido 200 metros y uno de mis temores se confirma, miro abajo y veo una medusa de tamaño considerablemente grande en el fondo. Ya me habían comentado que había alerta por medusas, la probabilidad de encontrármelas estaba ahí, tenía en la cabeza esa opción, pero prefería no verlas...
Seguí adelante sin pensarlo siquiera, estaba en el fondo, lejos de los nadadores así que simplemente debía estar alerta y punto. Las medusas estaban ahí, pero y qué? acaso eso me iba a detener? ni de coña.
Las boyas son enormes, paso la primera y me dirijo a la segunda, me han agarrado un poco las piernas y he chocado codo con codo en algun momento pero nada grave. Sigo adelantando a más gente, algunos ya han empezado a nadar estilo braza, yo sigo con crol y no pienso cambiar de estilo, si lo hiciera iría aún más lento... me veo bien así que adelante! Cada vez queda menos. Ya estoy volviendo a la orilla, la primera vuelta llega a su fin, veo más medusas pero siguen en el fondo, no dejo que el tema me preocupe.
Llego a la orilla y los voluntarios me ayudan a salir, corro 10 metros y de nuevo al agua, he hecho 2400, quedan otros 1400 y tocará coger la bici. Llego a la primera boya sin problemas, me uno a un grupo de nadadores que van a buen ritmo y sigo adelante.
Segunda boya y... ya encarrilo la playa! Esto se acaba! La última recta!
Estoy bien, mi cuerpo responde y mis brazos tiran sin problemas... entonces empiezo a notar que el lado derecho de la cara me pica muchísimo, automáticamente pienso: ¿medusas?
Miro atrás y efectivamente, una gran medusa a unos 20 cm de la superfície. Mierda! Ni la he visto!
Sigo nadando, brazada tras brazada, no pienso parar, hace falta mucho más que una medusa para que deje de pelear por mi sueño. Un poco más adelante noto un golpe en el pie, me giro y veo como un nadador se da la vuelta. Me sabe mal pero no tengo la culpa, siempre hay que mirar adelante cuando nadas porque te puedes comer los pies de alguien, espero que le diera en la frente en lugar de en la nariz, en la nariz duele mucho más y si te la rompen estás fuera.
Llegué a la orilla, los voluntarios me vuelven a ayudar a salir, ahí están los míos animándome, ya estoy fuera del agua! He tardado 1 hora y 45 minutos, es mucho tiempo, pero ya lo recortaré, nadando es donde soy más lento.
Corro hasta la zona de transición, cojo mi bolsa y me cambio. Paso por el area médica y me ponen crema en la cara para la picada de medusa. Voy corriendo hasta mi bici y termino de ponerme calcetines y zapatos.
1/3 pruebas hechas, toca la bici, me esperan 180 km por delante. No hay prisa, es ir haciendo.
Empieza planito, llego al km 10 y toca subir un poco. Ya estoy en el km 20, quedan 160, estoy dividiendo la carrera en tramos de 10 km y avanzo rápido! Estoy animado y cuando llego a la gran subida del 10% subo sin problemas, la gente se baja de la bici y va andando! Aquí adelanto a varios ciclistas, una vez arriba sigo subiendo pero con menos pendiente, estoy feliz, me río pensando "Tío, estás en el Ironman y lo estás petando! Y encima no estás ni un poco cansado!"
Era verdad, me sentía muy bien, pedaleé y pedaleé hasta llegar al km 30, seguía subiendo y subiendo, era suave pero constante. Seguía adelantando participantes y me iba animando, las vistas, la gente animando... todo era genial!
Hasta que llegué al km 50... el maldito km 50... Estoy subiendo y me doy cuenta de que la rueda de detrás está pinchada... Bueno, no pasa nada, cambio cámara y ya está.
Empiezo a repararla, no puedes recibir ayuda externa así que te lo tienes que hacer todo tú. Cambio la cámara y empiezo a incharla... Paro un momento a escuchar y veo que hay una pequeña fuga, la cámara que he puesto se ha debido pinzar al ponerla, me cago en todo pero no pasa nada. Pido una cámara y un ciclista me la da, vuelvo a cambiarla, la empiezo a inchar, esta vez todo va bien... hasta que saco la mancha... En menos de dos segundos la rueda se desincha por completo, la válvula se ha roto.
Esto ya es el colmo de la mala suerte, estoy a punto de llorar de frustración. Pasa un equipo médico y me pregunta qué pasa, de paso me dicen que el autobús escoba está aquí al lado, que me dé prisa... Ese autobús va haciendo el recorrido y si te pasa estás fuera, has ido demasiado lento.
No tengo más cámaras y no veo a nadie pasando, cojo la cámara que se habia pinzado y le pongo un parche. Vuelvo a inchar la rueda, aguanta, parece que va bien. Entonces llega el autobús escoba... les pido por favor que me dejen seguir, estoy inchando la rueda y he pinchado mil veces. Me dejan terminar y salgo como una bala cuesta arriba.
No ruedo ni dos km y ya se ha vuelto a pinchar... el parche se desenganchó o se pinchó por otro lado... yo que sé... sólo sabia que no podia parar, tenia al autobús demasiado cerca aún y no tenía cámaras.
Decidí que esto no iba a pararme, a pesar de estar psicológicamente por los suelos decidí seguir. Empecé a pensar en toda mi gente, mis amigos, família, compañeros de equipo... luego pensé en todo el esfuerzo, las horas de entrenamiento y cuánto ansiaba conseguir este reto. No puedo decir que me animase, simplemente me negué a rendirme, el cuerpo podía de sobras y yo lo sabía, tenía que pasarme algo muy gordo para que me retirara.
Me dije:
-Te quedan 130 km ¿vas a seguir con una rueda, con dos puertos durísimos por delante y con este calor? -Acaso tengo otra opción?
-Dejar de hacer el idiota y retirarte.
-Retirarse no es una opción.
Así que seguí subiendo... con una rueda. Empezaba el llamado "Col de l'Écre", un puerto de unos 23 km, todo subida. Estabas a una buena altura, ya no había árboles, el sol pegaba directamente sobre ti y la carretera. Hacía un calor importante y te deshidratabas con facilidad, iba bebiendo agua y mojándome cabeza y cuádriceps. Yo seguía adelantando participantes que me miraban con sorpresa, primero a mí y luego a la rueda. Pasé por un pueblecito en el que me animaron muchísimo, eso me dio fuerzas. A los 500 metros un chaval de unos 15 años me alcanzó con la bici y me preguntó que me había pasado, tras explicárselo me ofreció una cámara. Le dije que no contaba con mucho tiempo, pero él insistió así que acepté. Al poco rato decidí parar a ver si podía cambiar la cámara. Imposible, el pneumático estaba pegadísimo a la llanta, no se podía sacar. Monté la rueda de nuevo y continué con resignación.
Quedaban ya pocos km para terminar el Écre, estaba marcado en el suelo con spray, "Col de l'Écre 5km".
Cada km era eterno, en mi cabeza sólo resonaba "continúa, no pares".
Hubo un momento en el que miré al cielo y sin saber a quién me dirigía dije: Sé que no quieres que termine, pero tendrás que hacerlo mucho mejor porque no voy a rendirme!
Finalmente llegué a la cima, tocaban unos km de terreno llano y alguna bajada. Ya había hecho la mitad del recorrido! Empiezo a bajar y veo un cartel que entre otras cosas pone "Nice", me animo, pego un grito y acelero. La rueda en las curvas derrapa un poco así que voy con ojo, en algun momento se me pasa por la cabeza el "qué pasaría si pinchase la rueda de delante?" Rápidamente me quito la idea de la cabeza y sigo sin pensarlo dos veces, el sonido de la rueda de atrás que antes me taladraba ahora ya era normal. Llego al km 100 y toca subir otro puerto. Sigo adelantando participantes y pasando por avituallamientos. Los jueces, gendarmes y voluntarios que me cruzo me miran con sorpresa al ver mi rueda, yo sólo sigo pensando en terminar y dejar la bici en el bike park de una vez, nunca había tenido tantas ganas de correr una maratón.
Subo el puerto, es más corto pero también es duro. Sigue Albert, me digo, tú sólo sigue. Termino de subir el puerto y me animo, ya solo quedan explanadas y bajadas, lo lograré! Estoy cerca del km 120, calculo que para las 5 de la tarde llego a Niza, tengo cinco horas y media como máximo para la maratón, sobrado. Con las ganas de correr que tengo me sobraría tiempo.
Kilómetro 120... fatídico km 120... Veo un juez que me dice que pare y dice "C'est fini". No me lo creo, le pregunto porqué y me dice que no he llegado a tiempo al punto de control del km 120 que no puedo seguir.
Intento razonar con él, le digo que terminaré mucho antes de las 16 horas que tengo como tope, que por favor me deje. Me dice que las normas son las normas, lo pone en el reglamento y no puedo seguir. Ya desesperado le digo que me deje seguir bajo mi propia responsabilidad, no podía creer que por un punto de control no pudiera seguir, mis piernas podían tirar mucho más! Sabía que podía! La frustración se apoderó de mí. El juez me dijo que ni por mi propia responsabilidad, no podían dejar irme. Pensé en pasar de todo, coger la bici y escaparme hasta Niza, terminar fuera como fuera. Pero vi a los gendarmes, tenían coche, si se lo proponían podían pillarme a mí y mi "monobici" en menos de 20 metros. También pensé que alomejor llego a Niza y no me dejan correr, eso me hubiera matado.
Entonces la realidad me golpeó con toda su fuerza y brutalidad. No iba a terminar el Ironman.
Tiré la bici y el casco, todo me daba igual, me senté en la carretera y rompí a llorar. Sentía una mezcla de frustración, rabia y tristeza, no podía ser. Mi cuerpo podía, pero no me dejaban hacerlo. Me invadió el pesimismo: "Al final, todo esto para nada. Me he decepcionado a mí mismo y he defraudado a todos los que me han apoyado y seguido."
Pensé en que mis compañeros estarían corriendo, terminando su sueño y que yo estaba ahí arriba en la montaña, sin poder seguir por el reglamento y tras cuatro pinchazos y una picadura de medusa en la cara. Me sentía desgraciado, cómo se podía tener tan mala suerte? No me lo podía creer...
Me bajaron en autocar, dormí, no queria pensar. Una vez en Niza, llegaron los míos. Mi madre y Angel estaban preocupadísimos, veían que no llegaba con la bici y que estaba tardando demasiado. Y que empezaran a llegar ambulancias no ayudaba, así que al fin y al cabo fue un alivio para ellos ya que, ante todo, físicamente estaba bien.
Me fui al hotel y me duché. Más tarde recogí la bici y di una vuelta, necesitaba estar solo. Cada vez iba aceptando más y más lo sucedido, paralelamente mi pesimismo iba descendiendo, pero aun me sentía decepcionado conmigo mismo. Llegué al hotel y me quedé en la zona de Wi-Fi con el ordenador y notifiqué a los que me seguían vía facebook de lo ocurrido. Mi compañero Angel, que sí había sido finisher, y su padre me encontraron ahí y me dijeron que me fuera con ellos a dar una vuelta, cenar y de paso ver el partido.
Me contaron que en la maratón la gente caía como moscas, golpes de calor, lipotimias y todo lo que quieras... A Angel le dolían las piernas, cómo deseaba sentir ese dolor... Volvimos al hotel, tocaba descansar.
Al día siguiente cogimos todos juntos el autocar. Iban todos con las camisetas de finisher, obviamente celebrando lo logrado, felices... Me derrumbé, era el único que no lo había logrado...
Volví a sentir esa frustración, esa rabia, esa tristeza... Sabía que esto pasaría, sabía que lo que me encontraría en el autocar no me ayudaría.
Vino Toni y se sentó a mi lado. Fue el primero en terminar del equipo, lleva varios Ironmans en la espalda y sabe de lo que habla, es uno de los jefes que crearon el club.
Me dijo que era muy muy joven, que no me preocupara, que habría más ironmans. Sabía que era frustrante pero que tenía muchos años para hacer ironmans. Él hizo el primero con 29 años, Ferran, otro de los creadores del club, con 34. Y yo tengo 20.
También me dijo que tengo mucha proyección y que con mis condiciones físicas podía llegar muy lejos si me lo proponía. "Cada brazada tuya son 3 mías, y cada zancada tuya son 2 mías, eres muy alto y con este cuerpo que tienes, tienes muchas ventajas respecto a los demás."
Después vino Ferran y me dijo que contra estas cosas no se puede hacer nada, que la mala suerte es un factor que no se puede controlar, que no me preocupara, habrá más ironmans, que vaya a Calella en septiembre o espere al año que viene.
Angel me explicó que tirar 70 km con una rueda, subiendo el Écre y con el calor que hacía, demostraba que tenía una fuerza increíble, que estaba muy fuerte y que cualquier otro se hubiera retirado.
Adri me dijo que si llega a pinchar una vez se hubiera retirado...
Entre todos me fueron animando, pero es a día de hoy que ya me siento mejor, aunque siga tocado. Sigue siendo una meta no lograda aunque fuera por "problemas técnicos".
Estoy pensando qué hacer ahora. Si hacerlo en septiembre en Calella, si esperarme al año que viene y bajar tiempos...
Necesito más días para pensar, pero informaré pronto...
Eso sí, no pienso rendirme.
